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Demanda presentada por ACLU de Minnesota acusa a la cárcel del condado de Otter Tail de violaciones de derechos humanos



Una demanda presentada el viernes alega que casi una docena de oficiales penitenciarios de una cárcel del centro de Minnesota llevaron a cabo "horrendos abusos" contra uno de sus reclusos.


La ACLU de Minnesota y el abogado adjunto Norton Rose Fulbright presentaron la demanda en nombre de Ramsey Kettle, de 33 años, por el trato que recibió mientras estuvo detenido en la cárcel del condado de Otter Tail en febrero como detenido en espera de juicio por cargos que luego fueron retirados.


Entre los acusados ​​en la demanda se incluyen varios funcionarios penitenciarios de la cárcel del condado de Otter Tail que trabajaron durante el confinamiento de Kettle, así como el sheriff del condado de Otter Tail Barry Fitzgibbon, la administradora de la cárcel Beth Carlson y el administrador adjunto de la cárcel Brent Floden.


Un portavoz del condado dijo que no hacen comentarios sobre litigios pendientes.



La demanda dice que el personal de la cárcel del condado de Otter Tail mantuvo a Kettle en régimen de aislamiento sin comida, agua ni atención médica adecuada en "una celda insalubre cubierta de heces humanas" durante días. También se le negó la oportunidad de tomar una ducha diaria, algo que exige la ley.


Según la ACLU, el personal no solo ignoró a Kettle cuando mostraba signos cada vez más graves de malestar físico y mental, sino que también se burlaron de él riéndose y burlándose de él. En protesta, Kettle "esparció sus heces en la puerta, incluida la ventana de la puerta, de su celda" y "arrojó sus heces por debajo de la puerta de su celda, hacia un área común", dice la demanda. El agua había sido cortada en su celda "casi inmediatamente" después del incidente, impidiéndole tirar de la cadena del inodoro o usar el lavabo.


La demanda alega que los funcionarios penitenciarios dejaron a Kettle sentado en su celda insalubre durante días, negándole comida y agua hasta que limpiara su celda. Las regulaciones estatales prohíben estrictamente negarles comida a los detenidos como castigo. En un momento dado, el personal lo vio "ingerir sus propias heces" porque tenía mucha hambre, según un informe del incidente.



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