¿Antes había menos enfermedades mentales? Esto dicen los expertos
Según la Organización Mundial de la Salud, uno de cada ocho habitantes del planeta tiene alguna enfermedad mental. Sin embargo, la vasta mayoría de ellos no tendrán un diagnóstico, pues los gobiernos solo dedican el 2 por ciento de su presupuesto a investigar sobre ellas.
Es un hecho: actualmente se detectan más padecimientos mentales, sobre todo entre los más jóvenes. De acuerdo con datos proporcionados por la OMS, los casos de enfermedades mentales han aumentado un 13 por ciento durante la última década.
Hace 20 años, no teníamos el conocimiento de las causas de enfermedades mentales que tenemos actualmente. Gracias a la investigación, tenemos más etiquetas para los padecimientos mentales, lo que naturalmente lleva a un aumento en las cifras de los desórdenes mentales.
“Pero esto no es necesariamente una mala noticia. Con un incremento en el reporte de problemas, más etiquetas y menos estigma sobre la salud mental, podría parecer que hay más enfermedades mentales que antes. Pero, por otro lado, nunca había existido tanta ayuda para superarlas”, señala Christian Foy, experto de Florida House Experience, una casa de reposo para enfermos mentales.
Una historia de la enfermedad mental
Las enfermedades mentales siempre han existido y la humanidad ha estado consciente de ellas, aunque no necesariamente las llame de este modo. De acuerdo con un texto de la Universidad Municipal de Nueva York, las trepanaciones de cráneos encontradas en fósiles que datan de 6 mil 500 años antes de Cristo así lo demuestran.
Durante muchos años, las explicaciones de este tipo de desórdenes eran de lo más raro. Por ejemplo, para los egipcios y los sumerios, la histeria, que básicamente era una alteración del útero que tomaba el lugar de otro órgano vital, como el hígado o el corazón, era la forma más común del padecimiento mental.
Y aunque mucho se le debe a las explicaciones que trataron de darle al fenómeno tanto a Hipócrates como a Galeno, el estudio de la psique humana y su comportamiento tuvo un avance lento e incluso un retroceso durante la Edad Media.
“Todavía a mediados del siglo pasado se decía que alguien tenía un temperamento o carácter triste o melancólico en lugar de diagnosticarlo con depresión, o que era iracundo o violento cuando podía tener algún tipo de paranoia o esquizofrenia.
“De hecho, esa definición tan común que se hace sobre el carácter de las personas no es otra cosa que una transformación de lo que Galeno decía que eran los humores en la gente, según lo cual si tenías más o menos de uno eras más propenso a la felicidad o a la tristeza”, argumenta Felipe Orendain, profesor en la Facultad de Psicología de la Universidad de Deusto en el País Vasco.
Ansiedad, depresión y vida moderna
Dos son los padecimientos que lideran los diagnósticos de enfermedades mentales en todo el mundo: se trata de la depresión y de la ansiedad, cuyo origen podría estar precisamente en el estilo de vida moderno.
“Mientras que la vida se ha hecho más sencilla en términos de supervivencia y trabajo, las normas sociales han cambiado haciéndolas más difícil para nuestra salud, tanto psicológica como emocional. Este cambio nos afecta a todos, pero especialmente a los más pequeños, lo cual no suena muy bien para nuestro futuro”, detalla Jim Folk, del Centro para la Ansiedad de Estados Unidos.
Nuevamente, de acuerdo con la Organización Mundial de la Salud, la prevalencia del suicidio o la idea de quitarse la vida o autolesionarse, ha crecido entre el sector de la población mundial que va de los 15 a los 22 años.
“Durante los últimos años de la década de 2010, en comparación con la década anterior, experimentó más y peores enfermedades psicológicas, más depresión y pensamientos suicidas e intentó suicidarse más”, añade Jean Twenge, investigadora de la Universidad Estatal de San Diego.
A la presión que sienten los muchachos por los modelos a seguir que se les presentan en redes sociales, un mayor acceso a información sin filtro proveniente de todo el mundo y la violencia que aparece con más constancia en medios de entretenimiento, se suma el factor de la falta de oportunidades y un futuro económico cada vez más oscuro.
“Es muy importante notar que la salud mental y los factores sociales están ligados inextricablemente. Los desórdenes psiquiátricos no están distribuidos dentro de las poblaciones, y como muchas otras enfermedades, son las comunidades históricamente más marginadas las que cargan con el mayor peso de estos padecimientos”, añade la doctora Jaimie Gradus, de la Universidad de Salud Pública de Boston.
¿Cómo luchar contra las enfermedades mentales?
Los expertos coinciden en una cosa: hay que vencer el miedo al diagnóstico. Ante la duda de una condición de salud, lo mejor es siempre tratar el tema con un especialista que tenga las herramientas para ayudarte.
También hay algunas cosas en la vida cotidiana que puedes hacer para ayudar a tu mente. Pasar menos tiempo ante la pantalla y realizar más ejercicio al aire libre,Aprender ejercicios sencillos de relajación y respiración, por otro lado, te permitirá pasar con menos dificultad por episodios de ansiedad, dándole oportunidad a tu mente y tu cuerpo de estabilizarse para enfrentarlos de la manera más adecuada.
Dormir mejor y favorecer la interacción cara a cara antes que la comunicación digital, son otras dos buenas maneras de ayudar a tu mente a operar de una manera saludable, aconseja la Asociación Psicológica Americana.
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