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16 años en la cárcel por un crimen que no cometió, latino esta libre en Minneapolis



Después de más de una década tras las rejas, Edgar Barrientos-Quintana es un hombre libre. Había estado cumpliendo cadena perpetua por un asesinato que el fiscal principal del condado ahora dice que no cometió.


"Sabes que va a suceder. El sistema es muy lento. Va a suceder. Simplemente no sabes cuándo", dijo.


En 2008, los equipos de cámaras del programa de televisión "First 48" siguieron el asesinato en el sur de Minneapolis de Jesse Mickelson, de 18 años, siguiendo a los detectives del Departamento de Policía de Minneapolis hasta que arrestaron a Barrientos-Quintana.



Un informe de 130 páginas de la Unidad de Revisión de Condenas de Minnesota encontró que el detective, entonces sargento de policía de Minneapolis Christopher Gaiters, coaccionó a los testigos, no reveló evidencia en el juicio e inventó partes del episodio por completo.


El juez escribió que Gaiters "mintió repetidamente" a Barrientos-Quintana y, mientras testificaba en el juicio, "o bien olvidó uno de los hechos más relevantes desde el comienzo de la investigación, o bien cometió perjurio para intentar condenar al señor Barrientos-Quintana".


El verano pasado, Gaiters fue nombrado para un nuevo puesto: jefe adjunto del fideicomiso comunitario.


"Sabemos que la gente comete errores, todos lo hacemos. El sistema de justicia penal comete errores. A veces los errores se nos escapan por las grietas de nuestro sistema legal", dijo Carrie Sperling, que trabaja para la Unidad de Revisión de Condenas de la Oficina del Fiscal General de Minnesota.



En un fallo que anuló las condenas de Barrientos-Quintana y ordenó su liberación, el juez del tribunal estatal John McBride determinó que Barrientos-Quintana no recibió un juicio justo.


El abogado de Barrientos-Quintana no lo representó de manera efectiva y los fiscales no revelaron pruebas favorables, dijo la fiscal del condado de Hennepin, Mary Moriarty. Los investigadores también utilizaron tácticas coercitivas de formación de filas y de interrogatorio, lo que dio como resultado identificaciones de testigos oculares poco fiables, añadió.


Las imágenes de seguridad captaron a Barrientos-Quintana en una tienda de comestibles poco antes del tiroteo, y la oficina del fiscal general señaló registros telefónicos no presentados en el juicio que lo ubicaban en el apartamento suburbano de su novia poco después del tiroteo. La Unidad de Revisión de Condenas determinó que no pudo haber viajado hacia y desde la escena del crimen en ese momento.



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